Había una cierta tensión en el aire, quizás por qué tocar un tema tan delicado y emocionante como éste muchas veces hace que los nervios te carcoman.
Cecilia Rodríguez de cabello rubio, 1,50 m aproximadamente, y de piel blanca y delicada, parecía una madre más de todas las que aman a sus hijos, pero ella es madre de Matías un chico con discapacidad intelectual. Muy gentilmente abrió las puertas de su casa, que se caracterizaba por tener espacios muy amplios, todo en los tonos del color camel, blanco y hasta algo muy parecido al marrón, daba una linda sensación de tranquilidad.
En la cocina había una enorme mesa cuadrada con un termo y un mate sobre él, como quien espera a un amigo con el que se conocen desde hace tiempo, que pudimos saber que era nuestro cuando Cecilia nos invito a que alguno cebara, con una sonrisa muy amable. Entre paredes blancas y puertas vidriadas que daban a un enorme y verde parque comenzó una charla, y de una forma humilde daba la oportunidad de conocer la historia de su hijo quien participó de las olimpíadas paralímpicas hace unos años.
¿En algún momento te diste cuenta si miraban a Matías de alguna forma rara, por ejemplo al ir caminando por la calle?
Si, y no es para nada lindo, muchas veces me dieron ganas de parar y preguntarle por qué lo miran así, pero no puedo, yo tengo que cuidarlo y defenderlo de la mejor manera. Obviamente alguna que otra vez, he perdido el control y he discutido con alguien, pero trato de evitarlo a él no le gusta para nada la violencia y si bien se pone incomodo cuando lo miran, el mismo los ignora. Hay te das cuenta que muchas veces hay gente que teniendo todas sus capacidades no las usa.
No soy la única madre con un hijo Down, pero cada una es diferente. Yo en lo personal aprendo día a día el oficio, con Mati no es fácil, pero él parece hacerlo menos difícil; es inteligente y se da cuenta, por eso es que trata de ayudar en lo que pueda.
- Ahora que mencionas lo de las capacidades, ¿Qué se siente para ustedes como familia, saber que él por decisión propia hace unos años decidió competir en los Juegos Juveniles Parapanamericanos 2013?
- Un orgullo total, cada vez que lo pienso y recuerdo su esfuerzo y alegría se me pone la piel de gallina. Una como madre, padre o familiar simplemente es consciente de que lamentablemente aún no hay una inclusión completa en la sociedad, y que les cuesta mucho a ellos incorporarse en una población que los miran raro. Pero ver cómo Matías y chicos como él o con otro tipo de discapacidad se preparaban y se alegraban por todo, más allá de no ganar… Ellos eran felices por estar ahí y tener esa oportunidad. Realmente me emociona – dice Cecilia con una mirada dulce y llena de lagrimas -.
- ¿Quisieras dejar algún mensaje para aquellas familias que por miedo ponen limitaciones a sus hijos?
- Que no tengan temor, ellos son seres de luz, son de corazón noble y saben defenderse, que tengan una enfermedad que les afecte en lo intelectual no quiere decir que no sean personas capaces de hacer muchas cosas. De hecho son iguales a otras personas con otras discapacidades. Todos tienen un límite, de diferente modo, pero lo tienen.
Luego de unos minutos, tuvimos la posibilidad de conocer a Matías quien sin conocernos nos dio un abrazo tan sincero que nos llenó de esperanza. Fue una situación muy movilizante para cualquier persona que realmente pueda ver más allá, ver el alma de cada uno de ellos, tan noble, con tanto amor para dar. Ojala que nuestro trabajo como comunicadores pueda servir para lograr una mejor inclusión y de una vez por todas terminar con la discriminación.
Por Sofía Bustos
Cecilia Rodríguez de cabello rubio, 1,50 m aproximadamente, y de piel blanca y delicada, parecía una madre más de todas las que aman a sus hijos, pero ella es madre de Matías un chico con discapacidad intelectual. Muy gentilmente abrió las puertas de su casa, que se caracterizaba por tener espacios muy amplios, todo en los tonos del color camel, blanco y hasta algo muy parecido al marrón, daba una linda sensación de tranquilidad.
En la cocina había una enorme mesa cuadrada con un termo y un mate sobre él, como quien espera a un amigo con el que se conocen desde hace tiempo, que pudimos saber que era nuestro cuando Cecilia nos invito a que alguno cebara, con una sonrisa muy amable. Entre paredes blancas y puertas vidriadas que daban a un enorme y verde parque comenzó una charla, y de una forma humilde daba la oportunidad de conocer la historia de su hijo quien participó de las olimpíadas paralímpicas hace unos años.
¿En algún momento te diste cuenta si miraban a Matías de alguna forma rara, por ejemplo al ir caminando por la calle?
Si, y no es para nada lindo, muchas veces me dieron ganas de parar y preguntarle por qué lo miran así, pero no puedo, yo tengo que cuidarlo y defenderlo de la mejor manera. Obviamente alguna que otra vez, he perdido el control y he discutido con alguien, pero trato de evitarlo a él no le gusta para nada la violencia y si bien se pone incomodo cuando lo miran, el mismo los ignora. Hay te das cuenta que muchas veces hay gente que teniendo todas sus capacidades no las usa.
No soy la única madre con un hijo Down, pero cada una es diferente. Yo en lo personal aprendo día a día el oficio, con Mati no es fácil, pero él parece hacerlo menos difícil; es inteligente y se da cuenta, por eso es que trata de ayudar en lo que pueda.
- Ahora que mencionas lo de las capacidades, ¿Qué se siente para ustedes como familia, saber que él por decisión propia hace unos años decidió competir en los Juegos Juveniles Parapanamericanos 2013?
- Un orgullo total, cada vez que lo pienso y recuerdo su esfuerzo y alegría se me pone la piel de gallina. Una como madre, padre o familiar simplemente es consciente de que lamentablemente aún no hay una inclusión completa en la sociedad, y que les cuesta mucho a ellos incorporarse en una población que los miran raro. Pero ver cómo Matías y chicos como él o con otro tipo de discapacidad se preparaban y se alegraban por todo, más allá de no ganar… Ellos eran felices por estar ahí y tener esa oportunidad. Realmente me emociona – dice Cecilia con una mirada dulce y llena de lagrimas -.
- ¿Quisieras dejar algún mensaje para aquellas familias que por miedo ponen limitaciones a sus hijos?
- Que no tengan temor, ellos son seres de luz, son de corazón noble y saben defenderse, que tengan una enfermedad que les afecte en lo intelectual no quiere decir que no sean personas capaces de hacer muchas cosas. De hecho son iguales a otras personas con otras discapacidades. Todos tienen un límite, de diferente modo, pero lo tienen.
Luego de unos minutos, tuvimos la posibilidad de conocer a Matías quien sin conocernos nos dio un abrazo tan sincero que nos llenó de esperanza. Fue una situación muy movilizante para cualquier persona que realmente pueda ver más allá, ver el alma de cada uno de ellos, tan noble, con tanto amor para dar. Ojala que nuestro trabajo como comunicadores pueda servir para lograr una mejor inclusión y de una vez por todas terminar con la discriminación.
Por Sofía Bustos
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